Napo, el rey novato.

Un cuento para emprendedores, innovadores, y startaperos.

Napo, el rey novato

Érase una vez en un país muy muy lejano que habitaba un joven rey novato  llamado Napoleón, Napoleoncito si queréis, dada su bisoñez, aunque si os parece, y para abreviar, le podemos llamar Napo.

Napo y sus amigos habían fabricado un artefacto para ayudar a la gente a ganar dinero.

A pesar de que el artefacto tenía defectos de fabricación, ya que estaba recién construido y ni Napo ni sus amigos eran expertos fabricantes de artefactos, consiguieron vender algunas unidades en el reino y los territorios limítrofes, con el consiguiente enfado y frustración de los lugareños cuando descubrían que el artefacto no funcionaba todo lo bien que debía.

Cuando Napo conoce a los prestamistas

Para mejorar el artefacto Napo y sus amigos necesitaban invertir más dinero en nuevos diseños, prototipos y piezas. Como las ventas no habían crecido lo suficiente Napo salió en busca de señores adinerados para interesarles en la idea y conseguir que le prestasen dinero para abordar las mejoras. Es entonces cuando conoce a los prestamistas, les cuenta su proyecto y estos le dejan el  dinero a cambio de una participación en el negocio.

Napo y sus amigos acometen mejoras y nuevos desarrollos para dotar de más funcionalidades al artefacto, unas con más éxito que otras, pero el artefacto seguía sin ser estable. No sabían lo que es un MVP.

Los viajes de Napo

En sus viajes por otros territorios y reinos Napo conoce a magos, alquimistas, brujos y gurús de la tecnología y los negocios que le comentan sus ideas.

En muchas ocasiones -dada su falta de experiencia, conocimiento y criterio- Napo quedaba deslumbrado de lo que podrían llegar a hacer cambiando y adaptando el artefacto para que realizase otras funciones y cuanto podrían llegar a ganar vendiendo el artefacto y sus derivados en otros mercados.

Y es así, a la vuelta de esos viajes, sin el análisis riguroso, tranquilo, detallado y experto, que recomendaban los viejos del lugar, que Napo y sus amigos se ponían manos a la obra con los cambios, añadidos y mejoras.

Napo pide más dinero a los prestamistas para contratar vasallos, siervos y lacayos que les ayuden a acometer los nuevos desarrollos.

Pero no presta atención a los deseos de los compradores y usuarios ni a las necesidades de comercialización, “el artefacto es tan bueno que se venderá solo”, decían Napo y sus amigos.Tampoco sabían lo que es un mapa de empatía.

Cuando Napo viaja al gran reino

El artefacto va a ser tan bueno, se decían Napo y sus amigos, que se venderá en todo el mundo, y para empezar lo mejor y más rápido es viajar al gran reino.

Napo viaja al gran reino y descubre que el asunto no es tan sencillo, hay muchos mercaderes establecidos que dominan plazas y  mercados y es difícil que nadie se fije en su artefacto. Napo hace algunos intentos fallidos, pasa el tiempo, no consigue ventas y decide fijarse en como lo hacen otros.

Cuando Napo conoce al capitán Papi

Napo investiga y se da cuenta de que necesita actuar como los otros mercaderes de artefactos y para ello contrata a un mercader con experiencia, que no consigue convencer a Napo y sus amigos de cómo se hacen las cosas en el gran reino. Al poco tiempo el mercader pierde los favores de Napo, es despedido y desaparece sin dejar rastro.

Meses más  tarde, alguien recomienda a Napo que contrate a un mercader experto, reconocido en el mercado y en la gran corte del reino, que tenga buena reputación entre mercaderes, clientes y personajes de la corte, y es así como uno de los magos presenta a Napo y al capitán Papi.

El capitán Papi asesora a Napo sobre cómo debe hacer las cosas, cómo ha conseguido vender artefactos parecidos en épocas anteriores, cuáles son los riesgos y los peligros, y que sin ningún género de duda será un trabajo duro, lento y complejo el que queda por delante.

El capitán Papi contrata a otros mercaderes expertos que recorren el reino por las noches en sus corceles para llegar a los mercados y villas por las mañanas y poder vender el artefacto a sus habitantes y convencer a otros mercaderes establecidos de lo bueno que sería que ellos también vendiesen el artefacto.

Pero a pesar del duro trabajo, el gran reino está en momentos críticos por las últimas guerras con los reinos limítrofes y los desmanes de algunos manchapapeles de la corte, no hay dinero para gastar, las ventas tardan en llegar y son pocas.

Cuando Napo conoce Shagi el herrero

En una de sus visitas a la corte del gran reino en las que se reúne con otros reyes, magos, alquimistas y gurús, Napo conoce a Shagi el herrero y se queda prendado de la claridad de pensamiento y visión del herrero, y sobre todo de lo mucho que coinciden las ideas de ambos en cuanto a cómo se debe comerciar el artefacto.

Cuando Napo y el herrero deciden la estrategia

Napo decide invitar al herrero a su reino, sentarlo a su lado en la corte y juntos definen cómo hay que vender el artefacto, a quién se le debe vender, qué aspecto debe tener y cuanto deben cobrar por él.

Se hacen cambios en el artefacto, nuevos diseños de su funcionalidad, nuevos enfoques de venta, etc. Pero cometiendo los mismos errores de siempre, sin preguntar a los clientes ni tener en cuenta las opiniones de otros expertos en la fabricación de artefactos.

Con todo ello, se pertrecha al capitán Papi y a sus mercaderes para que lleven el nuevo enfoque a los nuevos clientes por los caminos del gran reino.

Las batallas perdidas

Pasan los meses, los mercaderes del Capitán Papi han recorrido todo el territorio han visitado todos los pueblos y aldeas, todos los compradores y todos los  mercaderes establecidos que Napo y Shagi les indicaron, les han contado las bondades del artefacto como Napo y Shagi les dijeron que debían hacerlo pero las ventas no llegan.

Los mercaderes establecidos en las ciudades y pueblos están sufriendo la época de depresión que os he comentado antes y apenas son capaces de vender sus propios artefactos y servicios, salvo algunos amigos del Capitán Papi que les echan una mano.

Cuando Napo descubre el nuevo mundo

En uno de sus viajes Napo cruza el océano y descubre el nuevo mundo, se vuelve a deslumbrar con lo que ve, grandes y pequeñas organizaciones que fabrican y venden artefactos de todo tipo, que la gente compra y disfruta.

Lo que Napo no ve es que detrás de eso hay años de trabajo bien hecho de artesanos muy profesionales bien preparados y entrenados, con mucha experiencia, que conocen sus negocios y las necesidades de sus clientes. Por eso venden y los clientes disfrutan de los artefactos que compran.

Napo decide quedarse en el nuevo mundo a vender sus artefactos, pero ve la necesidad de adaptarlos a los usos y costumbres más modernos. Ahora los mercaderes cuelgan los artefactos de las nubes y los ciudadanos ya no los compran, sino que alquilan su uso.

Napo vuelve en un viaje relámpago a su reino y pone a todos sus siervos, lacayos y vasallos a trabajar y preparar el artefacto para la nube, pero no saben de nubes y de nuevo el artefacto vuelve a tener los mismos problemas de siempre.

Antes de volver al nuevo mundo Napo deja al mando de su reino al herrero y a uno de sus amigos, el “mago negro”. Como Napo se considera imprescindible se comunica con ellos y con el resto de su reino con palomas mensajeras todos los días para asegurarse de mantener el control y que las cosas se hace como él desea.

Antes de salir de vuelta para el nuevo mundo Napo se hizo la siguiente reflexión: “Si los clientes pueden alquilar el uso del artefacto desde la nube sin necesidad de mercaderes que les visiten para vender ¿Para qué me sirven el Capitán Papi y sus mercaderes?”

Cuando Napo elimina a su ejército de mercaderes

Una noche, cuando el capitán Papi y sus mercaderes volvían al reino de comercializar el artefacto Napo les estaba esperando emboscado en el camino junto a junto su amigo Pasmado que hacía las funciones de recaudador de impuestos y alguacil de la corte, entre ambos quitaron sus pertenencias a los mercaderes y les hicieron desaparecer.

Desde entonces los mercaderes pasaron a engrosar la lista de lacayos, siervos y vasallos eliminados  por la necesidad de mantener vivo el reino de Napo.

Lo que en su juventud, soberbia e ignorancia Napo no sabía es algo que ya contaba Tsun Zu en su libro “El arte de la guerra” en el siglo VI antes de Cristo. Tsun Zu decía que si has enviado a tus ejércitos a la batalla, han seguido tus ordenes, y han peleado hasta la extenuación y la muerte, no puedes culpar a los supervivientes de la derrota y decapitarlos, porque al fin y a la postre son derrotas tuyas, y estas acciones debilitan la moral de las tropas. En consecuencia, aquellos que puedan desertarán, otros -y este es el mayor peligro- se pasaran al enemigo, y los que no puedan hacer ni lo uno ni lo otro tendrán tan poca moral que perderán todas las batallas venideras.

Cuando las huestes abandonan a Napo

Las cosas ocurrieron tal y como decía Tsun Zu, se perdieron las siguientes batallas; el artefacto en las nubes fue un fracaso estrepitoso; cuando Napo y sus amigos presentaban su artefacto a concursos celebrados en otros pueblos, aldeas y reinos siempre conseguían las peores puntuaciones, porque de nuevo “lo que piden los manchapapeles de otros reinos en los concursos de compra de artefactos no es lo que les hace falta, y por tanto nunca vamos a visitarles para preguntar por qué piden esas cosas en los pliegos, lo que realmente les hace falta es lo que hace nuestro artefacto y eso es lo que recomendamos  en nuestras ofertas para concursos”.

Los pocos mercaderes que quedaron vivos después de la masacre fueron abandonando el reino de Napo, después empezaron a marcharse poco a poco los vasallos, siervos y lacayos que trabajaban en la fábrica de artefactos.

Los amigos empezaron a dudar de Napo como regente y algunos de estos también abandonaron al reyezuelo, los que no tenían donde ir se mantuvieron a su lado pero con una gran tristeza y desconfianza sabiendo que en cualquier momento y “por salvar al reino” les podría pasar lo que les ocurrió  a otros trabajadores de la fábrica y a los mercaderes.

Obviamente el artefacto fue perdiendo el poco valor que en su día tuvo y desapareció del mercado.

También, en su desesperación por vender el artefacto, alguno de los amigos de Napo, en concreto el “mago negro” fue arrestado en otro reino por actos de piratería y desvelar informaciones confidenciales donde no debía y pasó el resto de sus días en las oscuras y húmedas mazmorras de un castillo entre ratas y sabandijas.

Cuando los prestamistas retiran su apoyo a Napo

Llegados a este punto los prestamistas ya no concedían créditos a Napo, algunos le hicieron reclamaciones, le destituyeron como rey y tuvo que vender sus castillos y haciendas para pagar las deudas contraídas con los acreedores.

Con la vergüenza y humillación de haber llevado a la ruina a su reino y a todo aquel que estuvo a su lado Napo abandono sus tierras, y hoy vaga como alma en pena por el limbo de los reyes malos que por no saber no sabían que no sabían,  por no escuchar no aprendieron y por soberbios nunca consiguieron el cariño de su pueblo.

Conclusión

Ten cuidado con lo que inventas. Si es una pieza mecánica circular que gira alrededor de un eje, se llama rueda y la primera de ellas data del 3100 al 3350 a. C.

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